Como dice Elbert Hubbard existe algo mucho más fino, escaso y raro
que el talento. Es el talento de reconocer a los talentosos.
Tras unos cuantos años de experiencia en Dirección
de RRHH, como Headhunter y como Coach, he llegado
a la conclusión, que tanto en etapas de bonanza, como
en otras más duras, siempre existe la llamada
"Guerra por el Talento". Prueba de ello, es que a pesar
de disponer todavía de unas preocupantes tasas de
desempleo (sobre todo juvenil), no es extraño encontrar
compañías con dificultadas para cubrir sus vacantes o
encontrar ese mirlo blanco tan deseado.
Para centrar el debate, sería interesante definir
aquellos valores, competencias, habilidades y
motivaciones, que presuntamente deben poseer
las personas con talento. En primer lugar, considero
que deben disponer de una habilidad especial, es decir,
algo que realicen con un alto nivel de resultados,
cercano a la excelencia, y por encima de un estándar
medio para otra persona. Ese sería el talento, que le hace
ser diferente, relevante y sobresaliente (como indica
Irene Martinez en su libro Marca Profesional), y le permite
construir una propuesta o marca de valor.
Suelen ser personas inquietas y curiosas, que pueden ver oportunidades
de negocio o nuevas ideas, donde otros no ven. En la
parte competencial, destacan especialmente las competencias
llamadas soft, donde encontraríamos la gestión emocional, el liderazgo
relacional, la resiliencia o tolerancia al stress, el poner foco en lo importante
(consciencia plena), etc.
Además podríamos indicar que el perfil de talento,
acumula capacidad de innovación y creatividad, que le
otorga la posibilidad de generar cambios a gran velocidad.
En cuanto a actitudes, es destacable su alta motivación
por los cartier replika proyectos y su capacidad de constancia.
La asertividad (respetar a los demás y a uno mismo), y
el sentido de la justicia y equidad, y la libertad,
suelen estar presentes entre sus valores.
Todo ello, unido a 10000 horas de training nos otorga
la maestría en cualquier campo.
Pero como ya hemos comentado en otras ocasiones,
talento es talento en acción, por lo que si no hay
resultados nos quedamos solo en falsas creencias
y expectativas (la eterna promesa). En definitiva, talento sería
poner en acción nuestra propuesta o marca de valor.
Por ello, mi experiencia me dice que para el éxito
de una persona, un 50 o 60% depende de su talento que viene de serie
(que ya hemos comentado anteriormente), un 40 o un 30%
de su actitud y motivación y un 10 o un 20% del entorno
(a su vez, este último influye en la actitud).
Como ejemplo, indicar muchos casos de futbolistas
que han tenido éxito en un club, y tras su flamante fichaje
por otro equipo no terminan de ofrecer el mismo
rendimiento. Los factores externos del entorno (nueva ciudad,
compañeros, clima, métodos, etc.)
afectan a la motivación, y por ende a los
resultados de su desempeño. Trasladado a la empresa,
sería fundamental alinear el talento con el puesto que
sea adecuado para el, y facilitar todo lo necesario
para que pueda ofrecer la mejor versión de si mismo.
A partir de aquí, os animo a no dejar de identificar el talento
en otras personas, siempre que antes tengamos ya localizados
y entrenados los nuestros (autoconocimiento).